Augusto Roa Bastos y su huella imborrable

Augusto Roa Bastos y su huella imborrable

Hoy, 13 de junio, se cumplen 102 años del nacimiento del escritor paraguayo, Augusto Roa Bastos, narrador y poeta, considerado el escritor nacional más importante del siglo XX y uno de los grandes novelistas de la literatura hispanoamericana.

Su infancia transcurrió en Iturbe, pequeño pueblo culturalmente guaraní, escenario y objeto referencial casi constante de su mundo novelístico. Participó en la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, experiencia que aprovechó para su novela Hijo de hombre (1960), obra que abarcó cien años de historia paraguaya.

El rigor técnico con que el autor trazó su relato, así como la fuerza de la prosa mestiza con que transcribió el habla regional, fue destacado a nivel internacional.

La vida de Augusto Roa Bastos estuvo marcada por casi cincuenta años de exilio: El primero desde 1947 y el segundo y definitivo, desde 1982 (hasta 1989), tras su expulsión por la dictadura de Alfredo Stroessner. El escritor falleció́ el 26 de abril de 2005 y mereció́ grandes honores de un pueblo agradecido por todo el brillo que le dio con sus obras universales.
Entre sus libros figuran varias colecciones de cuentos: El trueno entre las hojas (1953), El baldío (1966), Madera quemada (1967), Los pies sobre el agua (1967), Moriencia (1969) y Cuerpo presente (1971). Su obra más relevante es la novela Yo, el supremo (1974), inspirada en la vida del que fuera dictador de Paraguay entre 1814 y 1840. En ella profundiza en las raíces del español paraguayo, potenciando la creación de neologismos, deformaciones y continuos juegos tanto léxicos como sintácticos.
Además de escribir varios guiones cinematográficos, otras de sus obras son El pollito de fuego (1974), Lucha hasta el alba (1979), La vigilia del almirante (1992), El fiscal (1993), Contravida (1995) y Madame Sui (1995). En 1989 obtuvo el Premio Cervantes y, al año siguiente, la Orden Nacional del Mérito de Paraguay. Con información del portal Cervantes.