Desde el Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), esta reglamentación la califica el director Gustavo Melgarejo como un logro. Gracias a esto se permitirá la accesibilidad a los pacientes que necesiten un trasplante.
Ya desde la misma promulgación de la Ley Anita hubo números positivos, según destaca Melgarejo, como por ejemplo en el 2018 se incrementó en un 29 por ciento la cantidad de trasplantes con relación al 2013 hasta ese año. A estas alturas del 2019, ya se superó las 140 intervenciones que se realizaron el año pasado.
Además de eso, la reglamentación implica mayores recursos para capacitar a profesionales y cambiar el aspecto cultural de la sociedad con respecto a la donación de los órganos.
Las personas que no quieran ser donantes, pueden notificarlo ante escribanía en la INAT o en otras instituciones habilitadas como Identificaciones de la Policía al momento de gestionar la cédula o pasaporte, o a través de la municipalidad a la hora de solicitar el registro de conducir, por ejemplo.