¡Pediatra de oro!

¡Pediatra de oro!

Un doctor fue el centro de atención por su dinámica de inyectar a niños. Recorre con la aguja el cuerpito del bebé, tarareando una canción, para que sonría y se distraiga.

Sin que se dé cuenta, aplica el pinchazo, y el bebé no emite ningún quejido. «¿Estás bromeando?» opina la madre estupefacta.

Queda demostrado sin ninguna duda que este doctor ama su trabajo y a sus pacientes.