Se trata de Guido Martínez, de 28 años, quien acostumbraba coleccionar latas de cerveza de distintas marcas, atraído por sus diseños. Luego, comenzó sus estudios en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la UNA, y de pronto, la colección comenzó a ganar más valor.
Decidió darle un uso a las latas para recibir su título de arquitecto y comenzó a construir una casa con ellas, en la compañía Azcurra de Caacupé, donde vive con su familia. La idea tomó forma y se convirtió en una habitación de 3×4 metros, un baño y una cocina.
Guido construye la peculiar vivienda con ayuda de su papá y sus hermanos. Para el efecto, sus amigos y vecinos amantes de la cerveza le ayudan con materiales. Hasta ahora usó 10.000 latitas y cree que deberá utilizar como 5.000 más.
Se trata de una idea muy ventajosa y según explicó al Diario Extra, la forma cilíndrica de las latas le da muchas posibilidades, son fáciles de conseguir, tienen buena resistencia, funcionan como aislantes térmicos y acústicos y además, al darles una utilidad dejan de ser desechos.