«No queremos subsidio ni condonación de nuestras deudas», refirió un representante de la Federación Nacional Campesina (FNC) en el departamento Central. Lo que ellos piden es que haya herramientas necesarias para fortalecer su trabajo y que la producción de hortícolas sea rentable para sus familias.
Es que hoy en día están trabajando a pérdida debido al imperante contrabando, que si bien está en la agenda los controles y procedimientos, no son suficientes para que los labriegos saquen ganancias de su labor.
Desde esta semana están marchando y cerrando rutas con el fin de que el Gobierno les atienda. El ministro de Agricultura y Ganadería, Denis Lichi, prevé reunirse con tomateros del departamento de Caaguazú para llegar a una solución.
En paralelo, siguen las protestas en Central por las mismas razones y como la situación se vuelve insostenible y los tomates tienen un tiempo para que fenezcan, exigen una solución inmediata a su problema. Proponen que al menos el Estado compre sus semillas en lugar de que las importen.