Una comitiva de veterinarios, biólogos y agrónomos con experiencia en trabajos de campo y monitoreo viajó hasta la zona e hicieron pública sus conclusiones.
La vegetación más afectada se encuentra en la sabana palmar del Chaco Pantanal constituida por karanda’y y matorrales. Estos bosques son hábitat de algunas especies de plantas que no son encontradas en otros lugares del país. También tuvo efectos graves en los pastizales dentro del Monumento Natural Cerro Chovoreca y en los alrededores, alcanzando más de 10.000 hectáreas.
En cuanto a la fauna las especies amenazadas de extinción son principalmente mamíferos como tatu carreta, ka’i eléctrico, jaguarete, entre otros. De estas especies, resultaron vulnerables los que tienen escasa velocidad y resistencia como los tatu carreta, y el primate.
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Los focos de incendios provocaron el desplazamiento de fauna. Que puedan evadir el fuego no significa necesariamente que sobrevivan o que este no afecte a sus poblaciones, porque en la mudanza pudieron haber ido a hábitats inadecuados.
En el Parque Nacional Río Negro, Monumento Natural Cerro Chovoreca, albergan especies de fauna que solo se conocen en Paraguay y en estos ecosistemas, tales como las dos especies de ardillas recientemente descubiertas. Además, están especies de aves amenazadas con la extinción, como los gua’a nativos: gua’a pytâ y gua’a hovy , así como jacamara.
En el Chaco hay varios ecosistemas; algunos pueden adaptarse al fuego y otros que no. En ambos casos la intervención humana hace que los fuegos sean más intensos y frecuentes. Desde hace años los pobladores queman sus pastizales, pero la cantidad de habitantes fue evolucionando con el tiempo y hoy el contexto es distinto. A esto se le suma la cacería con armas de fuego que se extendió, así como el comercio a gran escala de animales silvestres y la deforestación.
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Los fuegos ya no deberían ser descontrolados. Se debería quemar intencionalmente pero planificando su impacto para que no se propague a otros terrenos, sugieren los especialistas.
