Se trata de un joven de Bristol, Reino Unido. Él quedó parcialmente ciego y sordo tras ingerir una dieta a base de papas fritas y panchos por más de una década. Ignoró todo tipo de frutas y verduras.
Él padece trastorno de alimentación selectiva, que se atribuye a la carencia de alimentos ricos en vitaminas que afectaron su nervio óptico. Esto, en términos científicos, se lo llama neuropatía óptica nutricional. Esto solo se ve en países con altas tasas de desnutrición.
A los 14 años, el adolescente perdió la audición, sin embargo, continuaba con su hábito de comer lo citado más jamón procesado y pan blanco. Además de los daños a sus sentidos tiene debilidad ósea.
Si bien ingiere suplementos vitamínicos desde que los profesionales intervinieron, él continúa comiendo lo mismo. «Cuando este comportamiento comienza de niño, tiende a continuar como adulto», aseveró Denize Atan según el portal RT.