Para conocer cómo se vive el primer dia hábil después de las protestas y hechos vándalicos en Chile, Luján Román, paraguaya que vive en el país desde el 2016, dio detalles sobre la radiografía de la crisis chilena. Ella es magíster en Comunicación Política y estudiante de doctorado de la Pontificia Universidad Católica.
En Santiago viven 7.000.000 de personas por lo que el transporte es fundamental. De las 7 líneas de metro de Santiago, sólo uno está funcionando de forma parcial. Se dispuso una mayor dotación de buses de acercamiento y se extendieron los buses rurales hacia el centro. La gente tiene problemas al cargar la tarjeta BIP de pasaje, ya que éstas se cargan en mayor proporción en las estaciones que en gran número han sido quemadas o cerradas. El desplazamiento resulta dificultoso por lo que la gente prefiere ir caminando o trasladarse en bicicleta.
Por su parte, no hay clases en 48 ciudades, ni universidades e incluso algunas empresas liberaron a su trabajadores.
El aeropuerto estuvo absolutamente sobrepasado. 3.500 personas pernoctaron allí. Muchos vuelos programados fueron suspendidos y otros están siendo reprogramados, por lo menos 90 % de ellos. En total se cancelaron 150 vuelos.
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Ahora, en los supermercados cerraron sus puertas como medida de seguridad después de los saqueos en los comercios. Algunos anunciaron que volverán a abrirlas y largas filas forman para realizar compras.
Ya adentrando en el panorama político, autoridades del Gobierno acusaron a la izquierda de promover el caos. Hablan de la necesidad de diálogo, pero no hay ambiente para la conversación, principalmente luego de que el presidente haya declarado la guerra. El mismo jefe de Defensa Nacional se desmarcó de las declaraciones del presidente y dijo que no hay guerra con nadie.
En la ciudad de Santiago la bolsa de comercio cayó 3.3% y el dólar amaneció con 14 pesos más. Hasta el momento, 11 personas murieron en los últimos dos días: tres el sábado, y ocho el domingo.
El fin de semana, hubo enfrentamientos entre manifestantes, carabineros y militares, principalmente en Santiago. La Plaza Italia fue uno de los puntos más conflictivos en la capital, así como sus inmediaciones. Tanto la noche del sábado como el domingo hubo momentos de tensión porque la gente se negaba a salir de las calles a pesar del toque de queda. Los vecinos apoyaban a los manifestantes desde sus departamentos golpeando las ollas. Esto se hizo masivo principalmente después del discurso del domingo de Piñera, cuando dijo: “Estamos en guerra”.
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Todo comenzó con la protesta de estudiantes secundarios. Los mismos empezaron reclamando la suba del pasaje del metro porque consideraron un golpe tremendo para el bolsillo de sus familias.
Las personas que se manifiestan piden la renuncia del presidente Sebastián Piñera. Algunos creen que esta es una solución, otros ven como un camino el diálogo porque los reclamos de la población no se reducen al pasaje sino que tienen que ver con las bajas pensiones, cuestionamientos por el sistema de salud y subas de servicios básicos.
«El panorama político es confuso», finalizó Román.
