Los sueños de un joven que desde los 9 años creció sin familia

Los sueños de un joven que desde los 9 años creció sin familia
Foto: Referencia - shutterstock.com

Lo llamaremos Felipe, como un nombre ficticio para proteger su identidad. Es uno de los tantos jóvenes que crecieron en hogares transitorios, separados de su familia.

Su historia comienza en el año 2008. Felipe y su hermana tenían 9 y 3 años cuando denuncian a su padre por un supuesto hecho de abuso sexual. La víctima era la niña.

Vivió un tiempo con la abuela hasta que ya no pudo mantenerlo. A partir de ese momento Felipe ingresó a su primer hogar, en la misma institución donde se encontraba su hermanita. Tiempo después fueron separados.

En el 2013 un informe técnico recomendó que ambos sean declarados en estado de adopción. Más tarde la niña fue adoptada.

Pasaban los años y Felipe se convirtió en mayor de edad.

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Para conocer la realidad de niños y jóvenes que crecen separados de sus padres y construyen su vida en instituciones de abrigo, Felipe cuenta.

Quizá por el cine y la literatura, algunos creen que un hogar de tránsito es un lugar donde van los que no tienen familia y se los tiene al antojo de los cuidadores, es decir, no son atendidos o los maltratan y están ahí porque nadie los quiere cuidar. Pero no todos son así, hay diferente hogares.

«Yo estuve en tres hogares. Al inicio pensé que todos eran iguales. En el primer hogar donde estuve, tenía 10 o 11 años aproximadamente, no me gustó. Era un lugar donde recibía maltratos hasta me dejaban sin comer. Como en una cárcel te tenían, hasta con su taco la señora nos pisaba”, detalló Felipe.

Al momento del control, los encargados ordenaban todos los elementos para aparentar que todo estaba bien.

Posteriormente fue trasladado a un segundo hogar. Con la idea de que eran todos iguales, pensó en escaparme de ahí. Conversando con sus nuevos tutores, con el tiempo los encontró totalmente diferente. “Me hallé. Realmente ahí me sentía súper bien. Cuando escuché que se iba cerrar se rompió mi corazón”.

Tal como lo dijo él, debido al cierre de ese hogar, lo trasladaron al tercer instituto. Fue aquí en donde cumplió 18 años de edad. Ahora a sus 21 años, está a cargo de cinco niños que conviven en el sitio. «Veo sus uniformes, si hicieron su tarea, controlar el orden en su ropero, mostrarle cómo se arregla», dijo aclarando que le gusta lo que hace, aunque a veces le quite de sus casillas esta responsabilidad.

Volviendo a sus inicios en el ente en donde se encuentra dijo que al principio también se resistió. «Poco a poco me empezó a gustar. Aquí nos tratan como nuestros padres biológicos. La mayoría de los niños en Navidad y Año Nuevo no se quiere ir, se quiere quedar acá”.

Él reflexiona: «No sé qué sería de mí sin el hogar».

Si pudieras cambiar algo de tu historia, ¿qué cambiarías?

Si me dan la oportunidad cambiaría a mi familia. No voy a hacer lo que hizo mi papá. Cuando yo tenga mi hijo lo cuidaré como un rey. No voy a permitir que vaya a un hogar. Quiero ser feliz con mi familia.

¿Qué fue lo más difícil que viviste en una institución?

Cuando me enteré que falleció mi papá. También cuando se le iba a adoptar a mi hermana. Me dijeron que le iban a cambiar su nombre, fue eso lo que me costó muchísimo.

¿Cuál es tu momento más feliz?

Los momentos más felices son cuando me encuentro con mi hermana. Sigo en comunicación con ella. Los fines de semana voy a visitarla.

¿Cómo te ves en futuro?

Quiero ser profesor de educación física y también futbolista. Este año termino mi colegio. Cuando me reciba y tenga plata para comprar una casa, o un terreno, sería lindo salir del hogar donde hoy me encuentro, tener una esposa y recibirme. No tener nada, salir por salir nomás, en estos momentos no quisiera porque es muy difícil (vivir sin estudio ni trabajo).

¿Un deseo?

Vivir en otros países. Nunca viajé. Siempre quise hacerlo, desde pequeño.

¿Un pedido al Estado?

Mejor control en los hogares y que endurezcan las leyes.

Un mensaje para otros jóvenes

Siempre en la vida habrá problemas. Cuando entré al hogar no quería saber nada, parecía que mi vida se derrumbó. Parecía que perdí todo, pero no era así. Habrá algún momento donde hasta se piensa en perder la vida. Fue así como me sentí al entrar al hogar, no quería saber nada. Pero había sido era una oportunidad. Era lo mejor. Cuando estuve con mis padres ni iba al colegio y en el hogar me dieron de todo eso. Hay que seguir adelante, siempre hay otra oportunidad.

Los hogares

A los hogares se les llama entidades de abrigo y son una modalidad de cuidado alternativo que dependen de organizaciones de la sociedad civil que trabajan en tema de Niñez.

El Ministerio de la Niñez tiene albergues que son parte de programas de atención a niños en situación de vulnerabilidad.

Estos hogares son habilitados por la Codeni de cada municipalidad y los registra como tales por el Ministerio de la Niñez.

Actualmente son 46 entidades abrigo y tienen un reglamento que cumplir. Es el MNNA el que suele llevar adelante las fiscalizaciones.

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Los niños, niñas y adolescentes llegan a estas instituciones por una orden solicitada por los defensores de la Niños a los jueces. Permanecen allí hasta que dure el proceso judicial. Debe ser el último recurso para un niño o niña, en caso de que no lo pueda acoger su familia ampliada.

Estos sitios deben ser transitorios, sin embargo, datos recientes confirman que los menores pasan en promedio 4 años y 4 meses en esos lugares. Según la auditoría de la Defensoría Pública, 63 jóvenes están creciendo en hogares de albergue, sin familia.

Actualmente en el Congreso se hayan proyectos que modifican la actual ley de Adopciones de tal manera a agilizar los trámites y acortar los plazos con el objetivo de que los niños y niñas crezcan en una familia.