En Paraguay el 40% de los niños menores de diez años se encuentran en situación de pobreza.
Derribar esa barrera y garantizar una vida ideal no es fácil. No en un país donde los recursos son limitados para garantizar una atención integral, aunque existan programas sociales. La ayuda ausente y la falta de cambios estructurales nos muestran que los niños deben ser sobrevivientes a las más crudas batallas.
Estos combatientes del siglo 21 merodean, piden monedas, trabajan riesgosamente, se exponen a abusos sexuales y la extrema pobreza, se les marca en los tobillos y en las muñecas. La pobreza se denota en los huesos, en las miradas y hasta en las sonrisas. Y el 40% de los niños en Paraguay menores de 10 años ya han lidiado con estas batallas.
La desnutrición infantil afecta a 11 de cada 100 niños menores de 5 años. Esto va en detrimento a la capacidad cognitiva y al desarrollo del pequeño.
En el año 2012 se aprobó la Ley 4.698, conocida como PANI (Garantía nutricional en la Primera Infancia). Con esto se garantiza que todos los niños menores de 5 años y mujeres embarazadas a partir del tercer mes de gestación hasta los primeros seis meses después del parto, que se encuentren en situación de pobreza, bajo peso o desnutrición, reciban mensualmente, en forma gratuita, un complemento nutricional y asistencia a su entorno familiar.
Sin embargo desde el 2016 el programa no cuenta con un aumento presupuestario. El programa tenía como objetivo llegar a unos de 280.000 usuarios.
Actualmente 42.419 niños y 13.365 mujeres, así como 478 usuarios excepcionales, forman parte de este programa, en todos los departamentos del país. En total, suman 56.262 personas asistidas.