Kurusu Peregrino está ubicada en el kilómetro 48 de la ruta 2 y fue instalada por el señor Juan Manuel Frutos durante su presidencia en el Instituto de Bienestar Rural (ExIBR) a pedido de monseñor Demetrio Aquino, comenta el padre Marciano Toledo.
Pero, según cuenta la historia, Frutos tuvo problemas durante un vuelo interno en una de las tantas visitas a campesinos, cumpliendo con su gestión en el IBR. Fue en ese momento que se encomienda a la Virgen de Caacupé. Una vez superado el inconveniente lo calificó como un milagro y prometió alguna acción en agradecimiento.
Él fue muy devoto de la Virgen de Caacupé y observaba a muchos campesinos peregrinar en cada festividad. Inclusive él lo hizo, agregó el padre Toledo.
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La construcción se inició en la década de los 80 teniendo en cuenta también la visita del papa Juan Pablo II en 1988.
Asi se leventó la cruz alta hacia Asunción e ingresando a Caacupé desde Eusebio Ayala a la cual se la llama «cruz del campesino».
«Manuel Frutos se preocupaba por el estado de las cruces y si había deterioros, lo mandaba arreglar», afirmó Toledo.
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El propio Frutos conjuntamente con Hernán Gómez escribieron la música dedicada a Kurusu Peregrino y que fue interpretada por Marcos de Brix. “Kurusu Peregrino con tus brazos abiertos nos das la bienvenida y tu gran amor. Pasarán tantos años pero tu simbolismo durará por los siglos cual eterno fulgor” dice una de las estrofas de la canción.
Cada año Kurusu Peregrino se vuelve testigo del testimonio de fe de los peregrinantes durante la festividad del 8 de diciembre y que inicia desde días antes.