Las manifestaciones de agradecimiento de hinchas de Colón, club argentino que disputó la final de la Sudamericana, este fin de semana en el país, fueron leídas a través de redes sociales y colocaron a la hospitalidad del paraguayo en la cima de la apreciación.
Todos estos comentarios son chispas que encienden el orgullo del ser paraguayo, elevando el autoestima que suele ser caracterizado como uno bajo. Para entender cómo somos conversamos con el escritor e investigador Aníbal Romero.
El paraguayo considera que es un deber ser hospitalario. Es una satisfacción para el paraguayo servir a los demás, demostrarle lo afectuoso que somos. «Esto nos hace diferentes. Somos uno de los pocos países, donde no solo entregamos hasta lo que no tenemos, sino que entregamos el corazón», refirió Romero.
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Esto ya ocurrió en la época de los indígenas. Es por ello que se integraron fácilmente a los españoles a quienes los consideraban compañeros en la ruta de la vida, mencionó el investigador.
El sentido de hospitalidad del paraguayo es muy diferente a la autoestima. El paraguayo o paraguaya considera como una superioridad atenderle bien a los visitantes, pero igual nos infravaloramos. La baja autoestima sigue bien arraigada.
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“Forma parte de nuestras raíces que nos sintamos menos, inclusive los del campos con los de Asunción. Esto solo puede cambiar con la educación”. El paraguayo, asimismo, tiene las mismas virtudes que cualquier extranjero, acotó.
La solidaridad, hospitalidad y la alegría son características positivas del paraguayo, incluso el reir a carcajadas en forma prácticamente permanente. «Se considera que el destino es así nomás luego. Eso hace que lleve la penuria con tranquilidad, no lo ve como castigo ya que así nomás luego tiene que ser», finalizó Romero.