¿Cómo llegó la virgen a Caacupé?

¿Cómo llegó la virgen a Caacupé?

En Tobatí, pueblo vecino de Caacupé, vivía el escultor guaraní de nombre José quien se había convertido al cristianismo por los misioneros jesuítas.

El indio converso de la misión franciscana de Tobatí, volviendo de las selva con un gran trozo de madera de buena calidad se encontró con indios mbayá, considerados peligrosos, situación que le hizo prometer a la Virgen María que si no lo atrapaban esculpiría una imagen de ella y lo veneraría.

En un momento en que se apareció la propia Virgen María gritando «¡Ka’aguý cupe-pe!», detrás de los árboles. El indio corrió y se escondió detrás de los troncos. Prometió tallar con esa madera del árbol la imagen de la Virgen si salía con vida.

Los mbayás continuaron de largo sin percibir su presencia. Apenas regresó el indio, empezó a esculpir a estatua de madera de la Virgen.

Del mismo tronco esculpió dos estatuas; la mayor se destinó a la Iglesia de Tobatí y la pequeña la conservó el indio para su devoción personal, según la leyenda.

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Años después, en la inundación que originó el lago Ypacaraí y amenazó con destruir a la población, apareció flotando la imagen de la Virgen que según los misiones franciscanos, indicaron que era la de Tobatí. A partir de ahí el pueblo la llamó Virgen de los Milagros.

El indio se instaló con su familia en ese sitio, construyendo un humilde oratorio, donde con el correr de los años fue convirtiéndose en un poblado conocido primeramente como Los Ytuenses. Pero ya hacia los años 1765, la zona fue conocida como el Valle de Caacupé. Así el 4 de abril de 1770, se toma como referencia la fundación del pueblo de Caacupé.