Ever Torres es un campesino que vive en la extrema pobreza en Choré, departamento de San Pedro. Salió de su ciudad el lunes a las 03:00 para llegar este martes a Caacupé.
En medio de la homilía de la mañana, Torres rompió el llanto. «Me pesa el alma», dijo relatando las necesidades. Espera que por medio de la Virgen de Caacupé, todos los políticos que se acercan a ella o la tienen en cuenta, trabajen en beneficio del pueblo.
Criticó el hecho de que mientras algunos funcionarios son beneficiados con altos salarios, las políticas públicas no se reflejan en sus tierras. «No tenemos producción, lo vendemos a precios bajos, no hay nada concreto», expresó el hombre.
También fustigó los discursos que afirman que la extrema pobreza se redujo. Ante esto mencionó que Navidad se acerca y ellos ningún pan dulce tienen para dejar en la mesa. Lo mismo en los días de Reyes Magos, cuyos hijos ven cómo otros niños tienen regalos, mientras que sus padres no pudieron conseguirle ninguno.
El monseñor que ofició la misa de este martes se acercó a consolar a Ever Torres. Le transmitió fuerza y le expresó que algún día llegará la justicia en todos los hogares del país. Y es eso lo que esperan. «Pedimos justicia», finalizó.
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