«No sabíamos nada de él, lo dábamos por muerto», decía Juliana Vargas de 64 años, hermana menor de Francisco. Ella, al enterarse de la noticia, rápidamente se puso en camino de Minga Guazú, departamento de Alto Paraná a Cambyretá, Itapúa.
Después de 24 años, estos seres queridos se reencontraron e incluso, doña Juliana invitó a vivir a su hermano con su familia.
Francisco gustoso aceptó pero puso como condición estar fuera de su ciudad solo por 15 días a un mes ya que él quiere estar en el lugar donde su esposa falleció hace 9 meses.
A su vuelta, los vecinos de don Francisco pondrán en condiciones una casita para que él pueda vivir lejos de los maltratos y en medio de atenciones.