Tres funcionarios salieron de su empresa para dirigirse a un banco con el fin de depositar una suma de G. 58 millones.
En el camino, cuatro sujetos con pasamontañas los interceptaron. Los mismos estaban armados e incluso los encañonaron con un arma de guerra: un fusil de asalto AK-47.
Además del monto, los empleados quedaron sin celulares. Los investigadores creen que los delincuentes tenían información precisa sobre los movimientos de la empresa.