Pobladores de Ñe´embucú observan el lucrativo negocio del contrabando y ordeñe de combustibles, son testigos mudos por temor a represalias de la mafia instalada en la región. Puntos clandestinos, caminos angostos, forman parte de esta planificada ruta donde hasta las más grandes autoridades están metidas.
Propios fiscales y políticos son quienes se aseguran de que siga funcionando en la clandestinidad. Pilar, frontera con tres provincias de Argentina, Formosa, Chaco y Corrientes y que además tiene costas con principales ríos, activando la navegación Paraná y Paraguay, buques y remolques se surten del diésel marino para nutrir clandestinamente a varias estaciones de servicio.
Los puntos marcados son Villa oliva, Villa Franca, Costa de Mburicá y la Capital de Pilar, Humaitá y Paso de Patria, entre otros, estos puestos clandestinos aguardan con el combustible a los ordeñadores.
Víctor Sotelo participaba de esta mafia y se retiró del negocio asustado de la clandestinidad y el peligro, comentó que policías reciben dinero bajo la mesa para ser silenciados para que el producto circule libremente, los capitanes de la embarcación y los de la prefectura naval son fieles participes del negocio. Asegura Sotelo. «Los de la prefectura nos avisa, ellos mismos saben, los políticos de la zona saben y la policía nos da cobertura» expresó el ahora retirado del negocio, quien fue víctima del atentado y este miércoles su esposa falleció tras denunciar al cartel de la mafia.