El país se convirtió en una amenaza para el mundo entero y el segundo con más casos, detrás de Estados Unidos.
La situación se agrava ya que el presidente Jair Bolsonaro demostró en todo momento escepticismo con respecto al virus. Incluso se burló de las vacunas y su efectividad.
Y en ese sentido, el 4.79% de la población ha recibido al menos una dosis de alguna de las vacunas, esto equivale a cerca de 10 millones de personas, un número bastante menor para un país con 220 millones de habitantes. Tan solo el 1.6% ha completado la vacunación.
Por otra parte, casi todos los hospitales brasileños registran una ocupación de más del 80% en UCI.
Ante el evidente desborde sanitario, algunos estados imponen restricciones más severas, incluyen el toque de queda, pero Bolsonaro anunció que tomará acciones legales contra ciertos estados en la Corte Suprema.