Un ciudadano extranjero que viajaba en el mismo bus que la fallecida Liz Vega se presentó para brindar su declaración como testigo del caso.
El fiscal Itálico Rienzi explicó que el hombre manifestó que el presunto asaltante, que simuló ser un vendedor de chupetines, tocó el timbre varias veces para bajar pero el chofer lo ignoró, entonces el sujeto se sentó en un asiento detrás de Liz Vega.
En el momento en que la víctima sacó su celular, el sujeto le arrebató del aparato. En ese instante, los pasajeros dieron aviso al chofer, según relató el testigo.
«Cuando la chica cae del bus, él comienza a golpear la chapería del colectivo y le grita al chofer lo que pasó y respondió que miró su retrovisor y vio que la chica se levantó y no había necesidad de parar», dijo Rienzi.
Cuando los pasajeros descendieron, el testigo extranjero volvió a subir y le preguntó al chofer la razón por la que no paró la marcha y el chofer le responde que realizaría la denuncia en la Comisaría.
El testigo continúo el viaje con el chofer debido a que tenía que entregar documentos en las cercanías de la Comisaría. No obstante, dos cuadras antes de llegar a la comisaría el transportista le exige que baje del bus porque realizaría la denuncia en otra parte y dobla a la derecha desviándose de su trayecto, según detalló el fiscal Rienzi.
«Si queremos ir a un homicidio culposo tenemos que analizar los elementos objetivos y subjetivos. Objetivamente el sabía de la prohibición de tener la puerta abierta, pero el elemento subjetivo, saber que si él tenía el conocimiento de que la señorita iba a bajar es otra cosa. Lo que sí tenemos comprobado es que él sí sabía que cayó la chica y que tenía la obligación de ir a hacer la denuncia», dijo.
El chofer está imputado por omisión de dar aviso de un hecho punible y omisión de auxilio.