Dionicio Correa y su hermano estaban rumbo a su trabajo cuando fueron detenidos por policías por un supuesto robo agravado. Pasaron la noche en el calabozo y al día siguiente fueron a la Fiscalía para una audiencia indagatoria.
Fueron imputados y enviados a la cárcel de Emboscada en donde estuvieron presos por casi 7 meses. «Era un infierno. Encontramos hasta vidrio en nuestra comida, el olor era insoportable, dormíamos en el suelo», relata Dionicio.
En medio del proceso se trataba de comprobar la culpabilidad de estos hombres obligándoles a portar casco de moto, por ejemplo. «Nosotros ni siquiera tenemos moto», dijo.
El fiscal Itálico Rienzi los llevó hasta un tribunal de Sentencias. Hubo un cambio de fiscal y recién ahí se planteó la absolución. Una jueza tuvo que pedir disculpas a los hermanos por el mal rato que pasaron a causa de la Justicia.
Nada de esto hubiese sido posible sin el apoyo de la jefa de Dionicio, un activista por los Derechos Humanos y una defensora pública. Ahora el siguiente paso es demandar al Estado por los más de 6 meses robados. «Hasta ahora no puedo levantar cabeza».