El obispo de Caacupé leyó su carta al pueblo paraguayo y criticó en primer lugar la situación de la salud pública tras la pandemia. Lamentó que miles de paraguayos hayan fallecido a causa de la ineficiencia estatal.
«El año pasado lamentamos el fallecimiento de miles y miles de seres queridos. Muchos de ellos pudieron haberse salvado o vivir más tiempo, si la reacción gubernamental hubiese sido más acertada y no tan débil para enfrentar eficientemente el problema, tal como era de esperarse de quienes están investidos de autoridad en ese campo y a quienes las instituciones pertinentes pusieron a disposición los recursos y mecanismos necesarios para ello», fustigó.
Por otra parte, se refirió al Presupuesto General de la Nación, sobre la cual exhortó a los políticos dejar de lado la codicia y empezar a «construir la esperanza del mañana con un cimiento sólido».
Además, exigió que la Justicia esté libre de influencia política y de grupos de poder. «Si no funciona la justicia, la democracia es sólo nominal, a cual cede su puesto a la anarquía», sostuvo.
En otro momento, dijo que «el oportunismo y la picardía política» relegan a la educación pública y acuso una suerte de reacción en cadena que deriva en exclusión de la juventud y la violencia.
«Frente a este cuadro es fácil deducir que la violencia es el refugio natural de la franja marginal de la población excluida y se explica que la disputa por el poder, en vez de una búsqueda de servicio, sea el más cómodo acceso al manejo de la corrupción para ejercer control y dominio de la pobreza», apuntó.