Se presentó simplemente con su nombre de pila, Froilán. Ya entre risas y alivió comentó su hazaña a NPY, señalando que durante su guardia, decidió salir a mirar los raudales y divisó al niño.
Sin dudar y apelando a su ingenio, tomó una manguera, la ató a una columna e ingresó al peligroso caudal. Comentó que las piedras arrastradas por el raudal le golpearon varias veces los tobillos pero el objetivo le hizo concentrarse y soportar los golpes.
Al llegar al auxilio del desesperado niño, quien ya no tenía esperanzas de salir con vida del terrible escenario, se dedicó a intentar calmarlo y de a poco amarrarlo con el otro extremo de la manguera.
«Me decía en todo momento que iba a morir, y yo le decía que se calme. Le dije que si iba a a morir que yo moriría con él», dijo el héroe en guaraní.
Explicó que no busca ser considerado héroe por su hazaña porque lo hizo de forma desinteresada y «por amor».
«Lo hice por amor, tengo dos hijos y si les sucede lo mismo me gustaría que también alguien los salve», manifestó.