Héctor Darío Godoy, de 48 años, estaba en compañía de Armando David Aquino en el barrio Pablo Rojas en la noche del domingo, cuando resolvieron ir hasta una bodega en busca de cerveza. Debían pasar sobre el puente que cruza el arroyo Acaray-mi que en ese momento estaba desbordado y desemboca en el río Paraná, intentaron cruzar a pie cuando los dos cayeron al cauce, Armando fue rescatado por vecinos mientras a Héctor lo perdieron de vista. Bomberos voluntarios, familiares y amigos se abocan a su búsqueda, hasta el momento sin resultado.
En otro punto de la ciudad, el barrio San Roque, otra situación de emergencia por poco no terminó en tragedia. Toda una familia compuesta por 2 mujeres y 6 niños volvía a casa a bordo de un automóvil. Cuando circulaban por una calle interna se toparon con lo que la conductora pensó era un raudal. Era el cauce de un arroyo totalmente desbordado y como en ese momento la lluvia era intensa en cuestión de segundos rápidamente el caudal se volvió más elevado y el vehículo en el que la familia viajaba fue arrastrado hacia un precipicio.
Algunos ocupantes lograron salir, pero quedaron en medio del caudal de agua hasta que por fortuna reservista del Área Naval del Este que estaban por la zona divisaron la situación. Rápidamente, rescataron a los niños y las mujeres que estaban en estado de shock.
Fueron llevados a un lugar seguro para recibir los cuidados médicos para luego volver a casa. En otros puntos de la ciudad, entre ellos el microcentro, se formaron peligrosos raudales que arrastraron vehículos estacionados, lo que evidencia un grave problema estructural y la inconsciencia de los ciudadanos.
El principal motivo es el constante taponamiento de los desagües fluviales por las basuras que se acumulan, así como todo tipo de desechos que se abandonan en cualquier sitio. Igualmente, esto demuestra la necesidad de un mejor sistema de desagüe o en su defecto el mantenimiento correcto de los desaguaderos para evitar situaciones lamentables.