Entre lágrimas y visiblemente consternado, don Gustavo Benítez relató como delincuentes armados lo interceptaron mientras se dirigía al banco y a balazos intentaron hacerle detener la marcha de su rodado.
En una decisión arriesgada, don Benítez decidió escapar acelerando la marcha y atropellando el automóvil de los malvivientes.
“Gracias a dios estoy vivo”, mencionó la víctima quien luego se refugió en la casa de un vecino.