En un fervoroso discurso Donald Trump tomó posesión oficialmente de su puesto como presidente de EE. UU.
Trump aseguró que con su llegada a la Casa Blanca se daba inicio a lo que él describió como una “edad de oro” para el país, anunciando el fin del “declive” que, según él, había afectado a la nación en los últimos años.
“Desde este día, nuestro país florecerá y será respetado nuevamente en todo el mundo. Seremos la envidia de todas las naciones, y no permitiremos que sigan aprovechándose de nosotros nunca más. Cada día de la Administración Trump, pondré a Estados Unidos primero, a ustedes”, declaró el mandatario.
Reafirmó su compromiso con la restauración de la soberanía estadounidense, la seguridad del país y la justicia. “Nuestra soberanía se recuperará. Nuestra seguridad será restaurada. Los balances de la justicia serán reequilibrados. El uso vicioso, violento e injusto del Departamento de Justicia y de nuestro Gobierno terminará", expresó, señalando sus planes para cambiar lo que consideraba prácticas injustas dentro de las instituciones gubernamentales.
Además, el presidente hizo énfasis en la promesa de fortalecer a la nación, asegurando que Estados Unidos sería “más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca antes”.
El discurso de Trump se enmarcó dentro de su visión para los próximos cuatro años de gobierno, con un enfoque particular en la economía. En este sentido, el presidente destacó su intención de reformar el sistema comercial de Estados Unidos.
“Voy a comenzar inmediatamente a reformar nuestro sistema de comercio para proteger a los trabajadores estadounidenses y a sus familias”, afirmó, antes de hacer una contundente promesa de imponer aranceles e impuestos a otros países para beneficiar a los ciudadanos estadounidenses. “En lugar de poner impuestos a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, impondré aranceles e impuestos a países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos”, agregó.
Este discurso inaugural marcó un fuerte contraste con su mensaje de 2017, cuando presentó una visión más sombría del país y prometió poner fin a lo que calificó como la “carnicería estadounidense”. Ahora, Trump se presentó como el líder que guiaría a EE. UU. hacia una nueva era de grandeza.