Ante una multitud en la Basílica, Flitz recordó los incendios que devastaron más de 200.000 hectáreas en el Chaco entre agosto y septiembre, y sus efectos devastadores sobre las comunidades indígenas y el medioambiente. “¿Qué habrá pasado a nuestros hermanos indígenas ayoreos que aguantan todavía en aislamiento voluntario?”, cuestionó, señalando el impacto directo de los incendios en la región de Chovoreca.
El sacerdote lanzó duras críticas a las instituciones y a la clase política por la falta de protección hacia la naturaleza y los derechos indígenas. “Incendios provocados, desvíos, robo de agua de los ríos son ataques contra la casa común. ¿Cómo puede acontecer esto si hay leyes para protegerla?”, expresó.
Flitz también denunció la exclusión de los indígenas de programas sociales, como Tekoporã, y su marginación en servicios básicos como el acceso a electricidad y agua potable. Señaló que en muchos casos, las máquinas y recursos destinados a las comunidades terminan beneficiando a estancias ganaderas.
En su mensaje, el sacerdote destacó la resiliencia de los pueblos originarios, calificándolos como “artesanos de esperanza”. Citó ejemplos de mujeres indígenas que enfrentan a las topadoras para proteger sus tierras, particularmente en Alto Paraguay.
“La fórmula es trabajar junto a los pueblos indígenas por el acceso al agua, a la tierra, por la vida saludable y por la dignidad”, afirmó Flitz, quien también llamó a los fieles a convertirse en “peregrinos de esperanza” para construir un futuro más justo.
La misa concluyó con un llamado a la reflexión y a la acción colectiva en favor de los derechos humanos y el cuidado del medioambiente, temas centrales en la festividad de Caacupé este año.