La ceremonia fue presidida por el arzobispo de la ciudad, Jorge García Cuerva, y marcó la primera reacción oficial de la Iglesia Católica argentina tras la muerte de Jorge Bergoglio.
“El mejor homenaje que podemos hacerle es unirnos y dejar de enfrentarnos todo el tiempo”, expresó García Cuerva frente a una catedral colmada de fieles que se acercaron a despedir a uno de los argentinos más influyentes de la historia contemporánea.
La Catedral Metropolitana, templo emblemático de la capital donde Bergoglio vivió y ejerció gran parte de su ministerio sacerdotal antes de ser elegido Sumo Pontífice, fue el escenario de esta ceremonia cargada de simbolismo y recogimiento.
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Casi en simultáneo con la confirmación de la misa, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció que el gobierno argentino decretó ocho días de duelo nacional. “Es una pérdida inmensa para todos los argentinos”, afirmó.
Por su parte, el presidente Javier Milei también expresó su pesar: “A pesar de las diferencias, haber podido conocerlo en su bondad fue un verdadero honor”.
Cabe recordar que la última misa que Francisco celebró en la Catedral de Buenos Aires fue el 23 de febrero, frente a un grupo reducido de sacerdotes. Tres días después, partió hacia Roma con la promesa de regresar en una semana. Sin embargo, ese viaje nunca ocurrió: pocos días después, fue elegido Papa por la Congregación de Cardenales, tras la renuncia de Benedicto XVI.
Con esta despedida, la Iglesia argentina rinde homenaje a un líder espiritual que marcó a generaciones y llevó el nombre de Buenos Aires al corazón del Vaticano.
