Han pasado cuatro años desde el accidente aéreo ocurrido en febrero de 2021, del que José Zaván afortunadamente sobrevivió. En este tiempo, José ha enfrentado un arduo proceso de recuperación. Su recuperación abarca desde la parte motora hasta ajustes estéticos, con más cirugías planificadas a futuro. A pesar de las dificultades, José continúa sus estudios de ingeniería agronómica de manera virtual, adaptándose a los momentos en el hospital o durante la rehabilitación, demostrando su fortaleza y perseverancia.
La fe ha sido un pilar fundamental en la vida de José y su madre durante este proceso. José personalmente se encomendaba a un “poder divino”, a Dios, pidiendo ser cuidado en cada cirugía, así como a la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado (Chiquitunga) y a San José, sintiendo el apoyo de la cadena de oración popular desde el inicio del accidente. Blanca Vacarí se encomendó a Chiquitunga desde el primer momento, recordando la labor misionera de su hijo antes del accidente, difundiendo la vida de la beata. Ella describe su propia fortaleza, aunque a veces duelapermitirse la debilidad, como algo que fortalece con la oración y la conexión con “ese ser divino que todo lo puede”. Para ella, este proceso es un aprendizaje, una misión.
El caso de José Zaván ha cobrado una relevancia especial, ya que se está estudiando como un posible milagro que podría contribuir al proceso para que Chiquitunga sea declarada santa. Blanca Vacarí ve esto como una misión grande para dar a conocer la intercesión de la beata en sus vidas, sintiendo que su pedido por la salud y vida de su hijo se alinea con el “milagro” que Chiquitunga necesita para su canonización, creyendo que “de a poco se va a ir cumpliendo”.
