Su relación estrecha con Paraguay había comenzado cuando él era aún muy joven y trabajaba en Argentina en un laboratorio químico, donde su jefa era la paraguaya Esther Ballestrino, a quien la apreciaba mucho.
El argentino ya demostraba su cercanía y cariño hacia la mujer paraguaya antes de convertirse en la máxima autoridad de la Iglesia Católica. Es así que en noviembre de 2010, el cardenal argentino Jorge Bergoglio, ofició una misa en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé en la Catedral bonaerense, donde se refirió a la mujer paraguaya: “En toda América, la mujer paraguaya es la más gloriosa”, había expresado.
Bergoglio tomaba tereré, degustaba comidas típicas y hablaba nuestro dulce idioma guaraní, según relató Celso Chamorro, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la organización de paraguayos residentes en la capital argentina.
A las 14:54 del 10 de julio del 2015 llegaba el Papa Francisco, el “Papa de todos” o el “Sumo Pontífice latinoamericano”. Ese momento quedó inmortalizado en los aplausos de millones de paraguayos que esperaban la caravana que se extendía por kilómetros y los que seguían las transmisiones televisivas.
El recibimiento a Francisco en el Aeropuerto Silvio Pettirossi, estuvo a cargo de dos coros de niños: uno de Luque y otro de una comunidad Aché. Dos niños rompieron el protocolo para abrazar al Sumo Pontífice. Luego, el líder de la Iglesia Católica fue hasta ellos y los niños rompieron líneas con efusivos abrazos.
En pleno Palacio de López, ese mismo 10 de julio, en el más oficial de sus actos, el papa Francisco lanzó de nuevo un gran halago al rol que ha tenido la mujer paraguaya a lo largo de su sufrida historia: “Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de todas”, y arrancó un sonoro aplauso de los cientos de invitados que participaron de este acto.
Las palabras de Francisco, durante el encuentro con representantes de diferentes grupos sociales en el León Condou y autoridades nacionales, quedaron guardadas en la mente de los paraguayos. Posteriormente, el sábado 11 de julio, dejó una de las expresiones que marcaron su paso por el país: “Qué mentiroso que sos”, esta expresión así como “armen lío, pero organizado”, son dos de las que quedaron plasmadas en el recuerdo.
Ya en el predio de la Fuerza Aérea Paraguaya, frente al parque Ñu Guasu, donde se celebró la misa central y el Ángelus dominical de Francisco, el 12 de julio. El barro fue tendencia en las redes sociales y los presentes quedaron con anécdotas sobre aquel día. Sin embargo, esto no impidió que al menos 1 millón de fieles participen de la histórica celebración donde se destacó el retablo con espigas de maíz, cocos y calabazas que fue obra del artista Koki Ruiz y un equipo de pobladores de la ciudad de San Ignacio, Misiones e impresionó al mundo y al mismo Sumo Pontífice.