En el Incan llegan pacientes de distantes puntos del país para intentar recibir su tratamiento de quimioterapia y deben volver a sus casas sin el servicio porque supuestamente no funciona una de las máquinas médicas desde hace varias semanas.
Una paciente de 67 años dijo que desde hace tres miércoles viene al Incan desde Piribebuy y le dan la misma excusa. Lamentó que el Estado no le brinde el servicio y afirmó que aún no desea morir.
«Vengo de Piribebuy y es el tercer miércoles que vengo de balde, tengo 67 años. No me quiero morir todavía, quiero vivir por lo menos tres años más. Como siempre digo, mientras haya vida, hay esperanza y hay que luchar» manifestó una paciente.
En el instituto ni siquiera las licenciadas consultadas pudieron responder las preguntas de la gente y de la prensa.
Además, fustigaron que ni siquiera hay agua en los baños del hospital, aunque sí hay carteles que exigen el lavado de manos para los pacientes.