Un caso que recorrió el mundo fue el asalto de un joven de 17 años en Santa Fe, Argentina. Este le exigió a una anciana a que le entregue su cartera, pero se resistió. El hombre desistió, pero fue llamado por la mujer que le entregó 200 pesos argentinos, y huyó de la escena.
Lo que no previó es que todo este hecho estaba siendo visto por un subcomisario vestido de civil quien de un disparo a gran distancia, hirió gravemente al adolescente.
Se descubrió que era hijo de un policía de la zona. Su padre habló con Monumental 1080 AM y relató lo vivido en ese momento. «Noté que se relajaba y le dije que se quede tranquilo porque lo iba a cuidar. Me dijo en todo momento ‘perdoname, pa'».
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Finalmente el joven falleció y el uniformado fue detenido por su reacción. Hechos como estos abren el debate de la legítima defensa, ¿cuáles son sus límites y cuándo se habla de un abuso de esta figura?
Al respecto habló el abogado Ricardo Preda quien dijo que cuando no exista ningún peligro de la vida de una persona, no se aplica la legítima defensa. Por ende, la sustracción de un bien, sin que la vida de la persona corra peligro, no puede ser motivo para fulminar al atacante.
La situación se agrava cuando «una persona entrenada acciona cuando el peligro de vida contra la mujer no existía. Estaba corriendo y se encontraba a una distancia considerable», dijo.