La carta que se encuentra en manos de las autoridades brasileñas, presuntamente fue escrita de puño y letra por Darío Messer, procesado por lavado de dinero, y tenía como destinatario a Horacio Cartes, a quien solicitaba su “ayuda de siempre”, con USD 500.000, para costear sus gastos en abogados.
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Según los investigadores, al no poder mantener comunicación fluida por celular, por el temor de Cartes de ser rastreado, Messer decidió escribirle una carta desde su escondite, brindado por Roque Silveira, empresario de frontera de Salto del Guairá.