La mujer que caminaba sobre el agua y que solo aparecía a los niños

La mujer que caminaba sobre el agua y que solo aparecía a los niños

Tupãsy Ycuá al principio era llamado “Ycuá Rivas”. También es conocido como el “Pozo de la Virgen”, durante la Guerra de la Triple Alianza, relata Pedro Artemio Ruiz, en su libro Tres Joyas Caacupeñas.

Después de la Batalla de Piribebuy, llevada a cabo el 12 de agosto de 1869, el mariscal Francisco Solano López ordenó la evacuación del pueblo, indicándole al diácono José del Pilar Giménez que escondiera la fortuna de la Virgen de los enemigos.

“López accedió al pedido de la raleada tropa que lo seguía autorizando a soldados, ancianos, mujeres y niños, a beber y mojarse con las aguas del famoso manantial y a proveerse del valioso líquido lo más que pudieran”, relata Ruiz en su material.

En ese contexto surge la historia de un manantial que existió desde siempre; el Ycuá Rivas, nombre impuesto por una antigua familia vecina.

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Según cuenta la leyenda, los niños que se daban chapuzones en el manantial sentían el acompañamiento de una hermosa mujer “que parecía no pisar el agua pero que usaba las cristalinas aguas para refrescarse y mojar su reluciente cabellera. La mujer no hablaba, pero cuando los niños se acercaban para verla de cerca, con una tierna y maternal sonrisa les aconsejaba que quieran a Dios, que lo respeten, que vayan siempre a la iglesia a agradecerle con rezos y cánticos, porque para salvarnos el envió a su hijo, el que entregó su vida por nosotros”.

Poco a poco fue convirtiéndose en un centro de atracción debido a los comentarios de ropaje milagroso.

Los adultos nunca pudieron confirmar el relato de los niños pero la fe de la devotos indicaban que la mujer era igual a la imagen que estaba en la iglesia.

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“Las aguas del pozo de la Virgen no eran buenas solamente porque servían de remedio, sino porque se constituían en elemento imprescindible para cocinar, para la limpieza, la lavandería, el riego y las construcciones”, continúa.

Con los años del lugar empezaron a encargarse las autoridades de la zona preocupándose por la seguridad e instalando construcciones que garanticen su pureza a los peregrinos.

Una vez derrumbado el Tupao Tuja construyen su réplica en el sitio donde se encuentra ubicado el Tupãsy Ycuá en 1945.

La visita de los fieles al lugar se vuelve obligatoria para todos aquellos que llegaron a la Basílica.