120.000 hostias hechas por cuatro monjas

120.000 hostias hechas por cuatro monjas
Foto: Archivo - Última Hora

La preparación del pan que será convertido en Cuerpo de Cristo durante la consagración, lo preparan cuatro hermanas de la Congregación del Silencio y de la Santa Cruz. La hermana Clara accedió a comentarnos detalles de la preparación.

Generalmente se preparan 120.000 hostias pequeñas, a veces inclusive solicitan más. A esto hay que sumarle las 50 hostias de «tamaño enorme» utilizadas solamente por el Mons. Ricardo Valenzuela, y las consumidas por los sacerdotes que tienen un tamaño común que son solicitadas 1.000.

Las hermanas trabajan con cinco máquinas industriales. Todo inicia con la preparación de la masa hecha con harina cuatro ceros con agua. Dos máquinas son las responsables de cocinar, posteriormente en una máquina llamada humedecedora para hostias. Tal como dice su nombre se encarga del proceso de humedecer. La fabricación de ésta última máquina fue solicitada especialmente por las hermanas. Las otras máquinas fueron donadas. «Ya son viejitas pero igual nos manejamos con ellas», puntualizó Clara.

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“Después de humedecer debe llegar a cierta temperatura. Ya a punto, empezamos a cortar de a 50 planchas o de a 25”, acotó. Después de cortar hay que escoger y desechar las que tienen alguna inconsistencia. Posteriormente se pesa y finalmente se empaqueta para enviarlas cuando vienen a buscar los responsables de la Basílica.

Son colocadas en bolsas especiales, enviadas de a 10.000, a veces de a 30.000. Las hostias “grandotas” del Mons. Ricardo las cortan a mano porque no cuentan con máquinas para llevar adelante esa acción. Estas hay que prensarlas nuevamente como para que se extiendan bien, explica la hermana.

Trabajan generalmente por la mañana, a veces también lo hacen por la noche, según la necesidad. Comenta también la entrevistada que en ocasiones llegaron a recibir donación de harina, que es uno de sus gastos. A éstos se le suma el gasto por el consumo de agua y la electricidad.

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Las Hermanas del Silencio y de la Santa Cruz reciben un pequeño aporte por el trabajo realizado. “Muy poco se gana con esto. Económicamente no podemos vivir de esto”, refirió. Cuando se trabaja en un monasterio se trabaja orando siempre. Para nosotras es un valor muchísimo más grande que cualquier otra cosa. Lo grande de todo eso es que después se convierte en el Cuerpo de Cristo. Ahí está la fe”, refirió la religiosa.

En cada misa se consagran estas hostias. Desde hace varios meses las hermanas trabajan exclusivamente para la novena. Si bien durante todo el año proveen de éstas al santuario, se trabaja con tiempo y dedicación para la festividad.

Las Hermanas del Silencio y de la Santa Cruz están ubicadas en el kilómetro 59,5 a 800 metros de la ruta 2. Cuentan con una hospedería en el cerro que le provee unos pocos ingresos.

Esta congregación son de clausura pero las llamadas de tipo constitucional que se diferencia en el recibimiento de sus visitas ya que incluso pueden almorzar con ellos. Difieren así de las monjas de clausura de las Carmelitas Descalzas quienes atienden a sus visitas detrás de rejas.