Proyectar la escolaridad de los hijos para el siguiente año lectivo, es una preocupación de fin de año para muchos padres, principalmente en la educación inicial como jardín, preescolar y primer grado. Esto se vuelve más dificil cuando el niño o niña tiene autismo.
Una madre, que prefirió el anonimato, con lista en mano recomendado por una trabajadora social, inició un recorrido por varias instituciones educativas privadas que cuentan con educación inclusiva. Sin embargo, grande fue su sorpresa que las respuestas fueron siempre negativas por diferentes motivos. No se anima ni siquiera a intentarlo en el sector público por la cantidad de alumnos en las aulas, protegiendo así a su pequeño.
“La educación todavía es un reto demasiado grande. La ley del autismo es muy bonita en letras doradas, pero en la práctica es letra muerta. Los docentes no se sienten capacitados” refirió Mirian Carvallo, secretaria general de la Asociación de Padres de Personas con Autismo.
Carvallo también es docente y afirma que de acuerdo a conversaciones con sus colegas, no creen estar capacitados para enfrentar el desafío de la educación inclusiva.
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Además, se manejan conceptos erróneos. “Debería haber un trato igualitario en derecho, en forma equitativa pero no se logra porque no tienen en claro qué es la inclusión”, continuó Mirian.
Los niños en un aula “regular” no son iguales. «Cada uno tiene sus necesidades y tiempos. Algunos aprenden mas rápidos que otros. Tenerlos en la clase no significa inclusión», agregó.
El sistema educativo debe colaborar y esto no implica el cambio de la malla curricular. En algunas instituciones exigen una maestra sombra que finalmente puede obstaculizar la inclusión del niño al grupo, salvo que el escolar no pueda realizar actividades en forma independiente.
¿Qué necesitamos? «Falta mayor conocimiento, empatía, sensibilizar a los docentes y a toda la comunidad educativa. Muchos docente lo hacen por el cartón y por aumentar las horas. Pueden saber muchas cosas pero si no tienen un cambio de actitud, será imposible”, respondió la secretaria.
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También en el área de la Salud estos padres sienten la falta de políticas públicas. Detectar el autismo sigue requiriendo tiempo y en el caso de Mirian tuvo que pasar año y medio para llegar a un diagnóstico.
La asociación de padres se encuentra abocado a la reglamentación de la Ley del Autismo para mejorar las condiciones de diagnóstico y tratamiento de dicho trastorno. Actualmente los costos son elevados para una familia de escasos recursos.
En el país no se cuenta con estadísticas de personas con esta condición. También están trabajando para incluirlo en el siguiente censo.